LA PLANIFICACIÓN: UNA HERRAMIENTA PARA TU BIENESTAR EMOCIONAL
Carla Valls


PLANIFICAR LA OPOSICIÓN: UNA HERRAMIENTA PARA TU BIENESTAR EMOCIONAL
Opositar es un proceso largo, exigente y muchas veces solitario. No solo pone a prueba tus conocimientos, también tu paciencia, tu constancia y tu capacidad para sostener la motivación cuando el cansancio aparece. Por eso, más allá de los apuntes y los esquemas, hay una herramienta que puede marcar una gran diferencia en cómo vives esta etapa: la planificación.
Planificar no es llenar una agenda con tareas. Es una forma de cuidarte. De poner límites, dar estructura al día a día y aliviar el caos mental. Cuando hay un plan, se reduce la incertidumbre. Cuando sabes qué toca hoy y qué dejar para mañana, el cuerpo se relaja, la mente se organiza y tus emociones se suavizan. Pero no cualquier planificación sirve. Necesitamos que sea realista, flexible y adaptada a tu momento personal. Que te permita sostener el ritmo sin agotarte, incluir descansos sin culpa y revisar objetivos sin castigo.
A continuación, te comparto algunos aspectos fundamentales para que tu planificación te acompañe de verdad y no se convierta en otra fuente de exigencia:
1. Haz planes que puedas sostener, no que te desgasten: El error más común al organizar el estudio es sobrecargarse. Hacer horarios imposibles con la esperanza de recuperar el tiempo perdido”. Pero esto solo alimenta la frustración. Es preferible un plan más ligero y realista que se mantenga en el tiempo, que uno perfecto que solo dure tres días.
2. Incluye pausas y descanso como parte del plan: Descansar no es perder el tiempo, es recargar energía. Un buen plan no solo contempla horas de estudio, también momentos de desconexión, autocuidado y placer. Incluir estos espacios te ayuda a prevenir el agotamiento y a mantener la motivación a largo plazo.
3. Sé flexible: adapta tu planificación a tus ritmos y momentos: Habrá días más productivos y días en los que cueste más. En lugar de castigarte por no cumplir con exactitud lo que habías previsto, aprende a reajustar sin culpas. Te puede ser de utilidad, contemplar en tu organización espacios para recuperar aquello que no has podido cumplir.
4. Deja por escrito tus objetivos semanales y revísalos: Poner tus metas por escrito te da dirección y te permite ver avances reales. Al finalizar la semana, en lugar de centrarte solo en lo que no hiciste, valora lo que sí lograste. Esta práctica puede ayudarte a salir del bucle de autoexigencia.
5. Planifícate a tres niveles: Pensar a diferentes escalas te permite tener una visión más amplia y ordenada del proceso. La planificación mensual te ayuda a tener un marco general con los objetivos más importantes. La semanal te permite concretar qué pasos vas a dar y organizarte mejor según tus compromisos. Y la diaria es la más flexible: te permite ajustar lo que toca hacer en función de cómo estás ese día. Este enfoque te ayuda a sentir que avanzas sin perder de vista el largo plazo ni desconectarte de tus propias necesidades.
La planificación no es la solución a todos los retos de la oposición, pero sí una forma de reducir el peso que conlleva. Te ayuda a recuperar el control y a disminuir la angustia del “no llego” o “no estoy haciendo lo suficiente”.